Las verrugas son uno de los motivos de consulta más frecuentes al dermatólogo, aunque frecuentemente este término (“verruga”) da origen a muchas confusiones.
Para el dermatólogo (y en general de una forma más específica y conveniente), el término verruga (“a secas”) indica una tumoración benigna causada por un virus, concretamente el virus del papiloma humano (VPH), lo que habitualmente corresponde a lo que la vulgarmente se conoce como "papiloma".
Pero para el “ciudadano de a pie”, o incluso para el médico NO dermatólogo puede ser “verruga” el término empleado de forma general y más amplia para denominar a lesiones tumorales (entendiendo por “tumor” como cualquier lesión sobreelevada por aumento de volumen de un tejido por proliferación de las células que lo componen).
Éstos podrían ser tumores de índole benigna como las queratosis seborreicas (lesiones habitualmente marronáceas y costrosas que pueden aparecer en cualquier parte de la piel, sobre todo a partir de una cierta edad), los fibromas blandos (pequeñas lesiones pediculadas que encontramos habitualmente en pliegues: cuello, axilas, ingles…), lunares que se hacen algo sobreelevados con el tiempo ("nevus intradérmico", "nevus verrucoso"), lesiones vasculares sobreelevadas (angiomas, granulomas piógenos…) o incluso otras lesiones sobreelevadas causadas por virus (por ejemplo los moluscos contagiosos)…
Pero este término también se usa frecuentemente de forma indiscriminada para denominar a lesiones tumorales malignas (carcinomas, melanomas nodulares, etc).
Por todo lo anterior, es importante estar seguro de ante qué tipo de lesión estamos, ya que no todas las “verrugas” son iguales, y el tratamiento de cada lesión puede variar (y mucho) entre sí. De hecho, podría tener resultados desastrosos el utilizar por ejemplo un antiverrugas (líquido o crema que habitualmente se utiliza para eliminar las verrugas víricas) sobre una lesión que pueda ser maligna (“por ejemplo, si un paciente pide en una farmacia un líquido para quitarse una verruga, sin más”), pudiendo irritar dicha lesión y retrasando su diagnóstico.
Es por tanto conveniente asegurarnos del diagnóstico de una lesión sobre la cual tengamos dudas consultando a un dermatólogo para que siguiendo el consejo de éste -si fuese necesario y oportuno tratar la lesión en cuestión- podamos escoger el tratamiento más conveniente para cada caso.
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