Las playas de la Costa del Sol se han llenado de medusas. Esto se ha achacado entre otros factores a las escasas lluvias en una seca primavera y el calor de este verano han provocado que el plancton haya crecido en abundancia, por lo que las medusas han encontrado alimento para expandirse por las aguas malagueñas, y a por otro lado, al cada vez menor número de tortugas que existen en estas aguas, que ha favorecido que se las medusas se hayan desarrollado sin apenas depredadores. Marbella y Málaga son las dos ciudades donde las embarcaciones han retirado más medusas, con varias toneladas respectivamente, y se calcula que han sido decenas de miles los bañistas afectados por picaduras a lo largo del verano.
Las medusas, del fillum de los seres vivos Cnidaria, y concretamente englobadas en la clase Scyphozoa, presentan nematocistos, o cápsulas punzantes, generalmente concentradas en formas de tentáculos. Cada nematocisto contiene una o varias toxinas y un aparato similar a un hilo en espiral que acaba en un extremo que funciona cual aguja hipodérmica flexible. Cuando el nematocisto entra en contacto con la víctima, el extremo se descarta y la toxina se inyecta en la piel.
En la mayoría de casos la picadura de la medusa desencadena una reacción tóxica que puede ser localizada (lo más frecuente), pero que puede ser también sistémica. Así, pueden originar reacciones de hipersensibilidad inmediata como urticaria, angioedema y anafilaxia, e incluso la muerte, que puede producirse por la liberación de agentes cardiotóxiocos que inducen arritmia ventricular y parada cardíaca, o de agentes neurotóxicos, que pueden originar insuficiencia respirartoria), aunque estas reacciones son muy poco frecuentes, y sobre todo son originadas por medusas muy raras en nuestro medio, de la familia de las cubomedusas, que sobre todo se encuentran en aguas de Australia.
Más frecuentes son las dermatitis alérgicas de contacto, aunque pueden originarse reacciones de hipersensibilidad retrasada y persistente, granulomas anulares, e incluso eritema nodoso.
Lo más habitual es el desarrollo de un dolor agudo y punzante en el área que contactó con los tentáculos, y el desarrollo en pocos minutos sobre el área afecta de habones de 2-3mm, en zig-zag, en forma de latigazos. La duración del dolor agudo generalmente comienza a desaparecer en aproximadamente 30min, aunque la pigmentación postinflamatoria puede permanecer incluso por años (según el tipo de piel, la intensidad de la reacción y los cuidados posteriores de la zona).
Se han avistado en nuestra costa dos tipos de medusas. La, de color rosa violáceo, que mide unos cuatro centímetros, llegando a la costa muy fácilmente sobre todo cuando sopla el viento de levante, y es muy urticante, y otra de mayor tamaño, de unos 50cm y que puede llegar a pesar 40kg, la Rhizostoma luteum, pero menos urticante, provocando su picadura leves irritaciones en la piel por lo general.
Pelagia noctiluca
Medidas generales de prevención de picaduras de medusas:
-Evitar nadar en aguas infestadas (aparentemente lógico, pero a pesar de ello, no siempre respetado…).
-Tener cuidado con las medusas “aparentemente muertas” en la orilla de la playa.
-Si se va a practicar esnórkel o buceo, usar ropas protectoras.
-Usar protectores solares con repelentes para medusas.
Primeros auxilios y tratamiento general de picaduras por medusas:
-Sacar a la víctima del agua.
-Comprobar funciones vitales: vía área, respiración, circulación.
-Inmovilizar parte afectada para evitar envenenamiento de otras áreas con los tentáculos adheridos.
-Procurar identificar tipo de medusa si es posible (el tratamiento y la posibilidad de complicaciones pueden variar).
-No usar agua dulce o alcohol de ninguna forma para desactivar los tentáculos, pues pueden originar una descarga masiva de los nemocistos.
En la Universidad de California se llevó a cabo muy recientemente un estudio revisando los tratamientos existentes para las picaduras de las medusas (1), así como la evidencia científica con respecto a éstos. Concluyen que la aplicación de vinagre sobre la piel afecta puede originar exacerbación del dolor y la liberación masiva de nemocistes en la mayoría de especies. Por otro lado, el agua caliente y la lidocaína tópica parecen ser beneficiosos en mejorar el dolor, aunque puede ser difícil encontrarlos en el escenario de riesgo (playas, lugares de buceo...), por lo que en estos escenarios lavar bien la zona con agua marina puede ser lo más conveniente.
Como novedad, existen cremas protectoras solares que presentan sustancias "repelentes de medusas" (2), que fundamentalmente producen un menor riesgo de desarrollar síntomas tras contacto directo con las medusas, más que evitar la picadura en sí.
Más información:
1. Ward NT, Darracq MA, Tomaszewski C, Clark RF. Evidence-Based Treatment of Jellyfish Stings in North America and Hawaii. Ann Emerg Med. 2012 Jun.
2. Tonseth KA, Andersen TS, Pripp AH, Karlsen HE. Prophylactic treatment of jellyfish stings - a randomised trial. Tidsskr Nor Laegeforen. 2012;132:1446-1449.
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