Es
primordial comprender que a día de hoy el tratamiento de la rosácea no es curativo (ya que la rosácea es un problema crónico, con periodos de mejoría
y otros de empeoramiento), sino que va
encaminado a obtener un óptimo control de sus posibles manifestaciones. En
cualquier caso, en los últimos años hemos asistido a una auténtica revolución
del arsenal terapéutico que tenemos disponible para tratar la rosácea.
La
combinación de modalidades terapéuticas suele ser la mejor opción para estos
pacientes, y la elección de una u otra dependerá también del tipo de rosácea
(ver en este blog).
-Rosácea
eritematotelangiectáctica: son especialmente útiles los agonistas
alfaadrenérgicos, que son sustancias que favorecen la vasoconstricción, es decir, impiden la dilatación de los vasos sanguíneos superficiales, y por tanto mejoran el eritema ("la rojez") persistente y la tendencia al flushing; destacan la oximetazolina y -sobre todo- la brimonidina; ésta última está comercializada con
el nombre de Mirvaso®, y es el único alfaadrenérgico con indicación aprobada en el
tratamiento de la rosácea-, aunque actualmente se están investigando compuestos que contienen ambas sustancias. Estos fármacos han sido recientemente aplicados al
tratamiento de la rosácea, si bien ya existe amplia evidencia que respalda su uso en este tipo de casos. La brimonidina se aplica una vez
al día, por las mañanas, su efecto es evidente a los 30minutos, es máximo a las
6 y despararece a las 12 horas de aplicarlo. Este fármaco está contraindicado en hipertensos.
Clásicamente se han usado diferentes descongestionantes/calmantes (a base de extractos de
plantas como ruscus, agua de rosas…) y el uso de maquillajes con tonos
verdosos. Los antibióticos orales (tetraciciclinas) y tópicos (metronidazol y
ácido azelaico) también tienen cierto poder antieritema (antirojez).
El tratamiento oral del flushing (episodios de intensa rojez, habitualmente en la cara) es complejo, y se han usado
fármacos betabloqueantes como nadolol, propranolol o carvedilol
(contraindicacos en asmáticos y psoriásicos), y el agonista alfaadrenérgico
clonidina.
Respecto
a las fuentes de luz (luz pulsada intensa, láser), las lesiones que mejor
suelen responder son las lesiones vasculares “de tipo
eritematotelangiectásico”, que por otro lado son lesiones que no suelen
responder a fármacos. Éstas mejoran gracias a la eliminación de vasos
superficiales, que son los responsables de la rojez y del “flushing” característico,
y parece que también podrían actuar mejorando la organización del colágeno de
la dermis y eliminan gérmenes del folículo piloso.
-Rosácea
papulopustulososa:
De
forma general se usarán cremas en formas leves, y se añadirán pastillas en
formas moderadas o graves.
El
antibiótico tópico más usado ha sido metronidazol, de acción lenta (precisa
unas 8 semanas para obtener su efecto máximo). Actúa sobre papulopústulas y
sobre la rojez. El ácido azelaico también ha mostrado su utilidad, aunque
parece ser algo más irritante.
Recientemente
se ha mostrado también la gran utilidad de la ivermectina en forma de crema (su nombre comercial es soolantra®),
con efecto más rápido, mejor tolerancia y aparentemente mayor eficacia, en
relación a su efecto reduciendo la población de demódex folliculorum y
reduciendo también la respuesta inmunitaria asociada. A día de hoy ya se considera que existe una gran evidencia científica de su utilidad en este tipo de rosácea.
Otros
antibióticos como eritromicina y clindamicina podrían ser también de utilidad,
combinadas con otros tratamientos.
Los
inhibidores de la calcinuerina (pimecrolimus/tacrolimus) son especialmente
útiles en casos de rosácea asociados a dermatitis seborreica.
Las
tetraciclinas orales (minociclina/doxiciclina) son muy útiles por su acticidad
antimicrobiana y antiinflamatoria, con efecto rápido. Aunque clásicamente se
han usado cantidades mayores, la doxicicilina a dosis de 40mg/día ha obtenido
indicación aprobada en el tratamiento oral de la rosácea. También pueden ser
útiles otros antibióticos orales como los macrólidos (eritromicina, josamicina,
claritromicina), el metronidazol o la rifaximina.
En
casos resistentes puede ser especialmente útil la isotretinoina oral a dosis
menores a las usadas en acné, aunque las recidivas al dejarla son frecuentes, existiendo una base sólida a nivel científico que avala su uso.
-Rosácea fimatosa (“rinofima fundamentalmente”): el tratamiento suele ser
mediante cirugía, con uso de electrobisturí, o mediante láseres ablativos
(erbium yag o CO2).
-Rosácea Ocular: además de una higiene e hidración adecuadas, puede ser
igualmente útil el metronidazol, pero también la ciclosporina e incluso
corticoides en colirio. Los casos más severos suelen tratarse con los
antibióticos orales.
Consejos básicos para el cuidado de las
pieles con rosácea
*Usar
productos para el cuidado diario de elevada tolerancia y específicos a cada
tipo de piel.
*La
higiene debe realizarse con jabones suaves, no abrasivos, aplicados con las
manos o toallitas de algodón, evitando esponjas o cepillos.
*Hidratar
y proteger la piel del sol a diario.
*Evitar
los desencadenantes conocidos (cambios bruscos de temperatura, así como las
temperaturas extremas, el viento, la exposición solar directa, el ejercicio intenso, el alcohol y excitantes como el
café o té, las comidas o bebidas calientes, especiadas o picantes, el ejercico
físico intenso, el estrés, la ansiedad, y el uso de fármacos vasodilatadores –como
son muchos antihipertensivos- y de cremas de corticoides de forma continua). Los cambios hormonales, los anticonceptivos orales (los estrógenos), la menopausia y los tratamientos hormonales también pueden agravarla.
*Evitar
usar productos irritantes sobre la piel: La mayoría de “cremas de belleza”,
muchos limpiadores, los perfumes, los peelings… pueden empeorar el cuadro.
Más información:
-Van Zuuren EJ, Fedorowicz Z.
Interventions for rosacea: abridged updated Cochrane systematic review
including GRADE assessments. Br J Dermatol. 2015 Sep;173(3):651-62.