Los corticoides, corticosteroides
o glucocorticoides son sustancias con un elevado poder antiinflamatorio.
Como ya comentamos en el post anterior sobre corticofobia, la introducción del uso de los corticoides tópicos (“cremas con
cortisona”) en los años 50 supuso una revolución en el tratamiento de todo tipo
de dermatosis inflamatorias, como la dermatitis atópica o la psoriasis entre
otras.
Si bien se trata de fármacos por
lo general muy seguros, no están exentos de posibles efectos adversos,
especialmente si se abusa de su uso, o si se usan de forma incorrecta.
No existen pautas de tratamiento
estándar. Por ello, aunque el médico debe individualizar la pauta de
tratamiento a cada paciente, comentaremos una serie de pautas para procurar
favorecer un uso correcto de los mismos.
-¿Cuándo tratar con
corticoides tópicos?
Lo primero y más
importante: los corticoides tópicos deben usarse para una indicación correcta, y
siempre bajo supervision médica: deben ser prescritos por un médico.
Con respecto a los
eccemas, una de las indicaciones más frecuentes, se recomienda que se trate el
eccema desde su inicio, sin esperar a que éste se cronifique. Si esperamos a
que el eccema evolucione, al hacerse más intenso, precisará el uso de más
cantidad de crema que si la hubiésemos usado al inicio del mismo.
-¿Cuándo están
contraindicados (cuándo NO tratar con) los corticoides tópicos?
No deben usarse ante
infecciones activas bacterianas, fúngicas o víricas, en las que no se ha
aplicado un tratamiento antimicrobiano específico. Existen, no obstante,
algunos procesos con sobreinfección que pueden beneficiarse del tratamiento con
corticoides tópicos por diferentes motivos (entre ellos, la disminución de la
respuesta inflamatoria).
Tampoco deben usarse
como tratamientos únicos a largo plazo (crónicos) de áreas muy extensas de la
piel.
Deberán evitarse ante
antecedentes personales de alergia a una molécula o al excipiente contenido en
ese corticoide tópico concreto.
-¿Qué cantidad de
producto aplicar?
Debe aplicarse una
cantidad adecuada de crema: Una regla sencilla es la de la “yema del dedo”: una
cantidad de crema que abarque la yema del dedo del adulto que aplicará la crema
debe ser suficiente para tratar una superficie de piel equivalente a dos palmas
de mano del mismo adulto.
-¿Con qué frecuencia
deben aplicarse?
Normalmente una sola
aplicación diaria suele ser suficiente, y se desaconseja aplicarlos más de dos veces por día, al no obtener mayor
beneficio y sí más posibilidad de efectos adversos.
-¿Por cuánto tiempo?
En el caso de los
eccemas, como norma general se recomienda mantener su aplicación “hasta que la
piel esté lisa”, y nunca de forma indefinida. En el prospecto suele indicarse
el número máximo de días seguidos que puede aplicarse la crema, que deberá
respetarse a menos que su médico le indique otra cosa de forma explícita.
Aunque puede haber excepciones, de forma general se aconseja evitar el uso de
corticoides tópicos por más de 4 semanas seguidas, y si se usan aquellos de
alta/muy alta potencia, de forma general se recomienda no aplicarlos a diario
por más de 2 semanas.
-¿Qué corticoide usar?
Debe elegirse
correctamente el producto a aplicar. Hay que tener en cuenta que existen más de
20 posibles corticoides (principios activos) tópicos disponibles en el mercado,
y éstos se dividen según su potencia en baja, media, alta, y muy alta potencia (ver tabla),
y como su nombre indica, su potencia será muy variable. Algunos se situarán en
uno u otro grupo según la concentración de producto que se utilice. De la misma
manera, de forma general, a más alta potencia, más posibilidad de efectos
adversos.
Además del principio
activo concreto y su concentración, hay que tener en cuenta su excipiente –crema,
pomada, espuma, emulsión, gel, loción, solución, champú…-, y su elección será
individualizada en funcion de la edad del paciente, la zona corporal a tratar,
y del tipo e intensidad de las lesiones a tratar.
De forma general,
cuando más graso sea el excipiente, más puede penetrar la piel y absorberse,
pudiendo originar también más efectos adversos. Además, debemos tener en cuenta
que existen áreas corporales de piel más fina, y por tanto más sensible (al efecto del corticoide, y a la posibilidad de que éste asocie efectos adversos), como
ocurre con la cara y la zona genital; en estas zonas deberemos evitar el uso de
corticoides de alta potencia, e igualmente se recomienda limitar especialmente
el tiempo de uso. Lo mismo ocurre en los niños (y más aún los lactantes), con una piel más fina y
sensible que los adultos. Además, si la crema de cortisona es aplicada "en oclusión" (tapada con algún tipo de film, apósito o vendaje), o si se aplica sobre una piel dañada (por ejemplo, con heridas o eccemas) su efecto y posibles efectos adversos también podrán ser mayores.
-Precauciones al aplicar un corticoide tópico:
Es aconsejable lavarse bien las manos tras su aplicación, y es preciso
aclararse los ojos con abundante agua si entraran accidentalmente en contacto
con los corticoides tópicos.
En definitiva, es importante entender que la aplicación de
un corticoide tópico de forma apropiada minimizará la posibilidad de presentar
efectos secundarios.
Para ello, deberá aplicarse con una indicación correcta,
bajo supervisión médica, aplicando la crema en forma correcta (en cantidad,
frecuencia y tiempo de aplicación), eligiendo adecuadamente el corticoide a
usar (principio activo concreto, concentración y excipiente) según edad del
paciente y sus antecedentes personales, según la zona corporal a tratar, y del tipo e
intensidad de las lesiones a tratar.
Más información:
-Coondoo A, Phiske M, Verma S, Lahiri K. Side-effects
of topical steroids: A long overdue revisit. Indian Dermatol Online J. 2014
Oct;5(4):416-25.