domingo, 14 de julio de 2013

Cáncer de piel y deportes al aire libre

La práctica de deportes tiene indudables beneficios reconocidos para la salud. En el caso de los deportes que se practican al aire libre debemos contar con una particularidad, lógica por otro lado, como es la exposición solar asociada, con los efectos consecuentes que los rayos solares pueden tener sobre la piel.
Las radiaciones solares no son más que unas ondas electromagnéticas con diferentes frecuencias (longitudes de ondas) que nos permiten diferenciar las radiaciones visibles (las únicas que el ojo humano percibe), las radiaciones ultravioleta, y las radiaciones infrarrojas.
Entre los efectos beneficiosos que las radiaciones solares originan en nuestro organismo se encuentra el favorecer la síntesis de vitamina D por nuestro cuerpo, la mejoría de trastornos circulatorios y de la tensión arterial (gracias a su efecto de vasodilatación sobre los vasos sanguíneos), su efecto eutimizante (mejora el estado de ánimo)… e incluso nosotros los propios dermatólogos prescribimos la exposición al sol o “helioterapia”, aunque de forma controlada y evitando quemarse de personas con determinadas dermatosis como la psoriasis, el acné, el vitíligo o la dermatitis atópica.
Por otro lado, debemos también tener en cuenta los posibles efectos perjudiciales que dichas radiaciones pueden tener sobre nuestra salud. La radiación ultravioleta C es la más nociva, aunque por suerte ésta no penetra a la atmósfera gracias a la capa de ozono. La radiación ultravioleta de tipo B es la más clásicamente asociada al desarrollo de quemaduras y, al producir mutaciones en el ADN, al desarrollo de cáncer de piel. La radiación ultravioleta A ha sido típicamente asociada al bronceado rápido y al fotoenvejecimiento prematuro de la piel (con aparición de arrugas, manchas…) aunque además cada vez parece más obvio su papel como favorecedor para la producción también de cáncer de piel. Respecto a las radiaciones visibles e infrarrojas, si bien hasta hace relativamente poco no se les daba importancia alguna, los últimos estudios postulan su posible papel también favoreciendo la producción de quemaduras, e incluso de cáncer cutáneo.



En definitiva, parece evidente que existen diferentes factores de riesgo para el desarrollo de cáncer de piel en los individuos que practican deportes“al aire libre”, que iremos comentando.
1. Horas de práctica deportiva: No sólo las horas de competición, sino también las de entrenamiento, y especialmente cuando estas horas de práctica deportiva al aire libre discurren en las horas centrales del día (11am-5pm). Lógicamente esto suele ser especialmente importante en el caso de profesionales (competidores, entrenadores…). Un claro ejemplo es el que habitualmente sucede en el caso del golf, en que los deportistas desarrollan partidas que pueden durar fácilmente 4 horas, de las cuales varias suelen discurrir en el horario de más riesgo.
2.  La situación geográfica: Así, a más altura a la que se practique el deporte, mayor sensibilidad a las radiaciones ultravioleta. De este modo, los deportes “de alta montaña” son deportes de riesgo. Por otro lado, la latitud: siempre existirá una mayor intensidad de las radiaciones en regiones cercanas a los trópicos.
3.  El medio de práctica deportiva: Y es que no sólo debemos tener en cuenta la exposición solar directa, sino también la indirecta, que incluye la exposición a aquellas radiaciones que nos alcanzan por reflexión (al reflejarse en determinadas superficies) y por difusión (aquellas que existen en el ambiente, que pasan a través de la nubes…). Así se reflejan el 85% de las radiaciones que llegan a la nieve (los deportes de nieve son deportes de alto riesgo), el 17% de las que llegan a la arena seca (a tener en cuenta por ejemplo en el volley-playa), el  5% en el agua (deportes acuáticos en general), 3% en el césped (fútbol por ejemplo) y 2% de las que llegan al asfalto (corredores).
4. El sudor: Si bien hace un años existía la creencia de un cierto efecto protector del sudor frente al sol, hoy en día se sabe que es al contrario: el sudor produce un aumento de sensibilidad cutánea al sol, favoreciendo el desarrollo de quemaduras, por un lado, ya que produce una alteración en la capa córnea (capa más superficial de la piel), y por otro lado, al originar menor reflexión y dispersión de las radiaciones por la piel, con lo cual dichas radiaciones penetran más, originando mayor daño. Asimismo, el sudor favorece la dispersión de la crema protectora, por lo que si sudamos, es fundamental repetir las aplicaciones de crema de forma frecuente.
5. Inmunosupresión en relación al deporte: Aunque se relaciona característicamente deporte y mejor estado de salud, las “defensas” del organismo podrían bajar (inmunosupresión) ante deportes extremos o entrenamientos excesivos, como puede ocurrir con los triatletas, los maratonianos… En estos casos dicha inmunosupresión podría favorecer el desarrollo de cáncer de piel.
6. Falta de conocimientos y malas actitudes-comportamientos con respecto al sol en deportistas: Son ya varios los estudios en que se encuestaron a deportistas con respecto a sus conocimientos respecto al sol (sus peligros, formas de protegerse correctamente) y sus actitudes y comportamientos al respecto (uso de medidas de fotoprotección, etc). En dichos estudios se comprobaron los escasos conocimientos con respecto a los peligros del sol, y los malos hábitos de exposición solar desarrollados por los deportistas.
 
De hecho, existen ya estudios q correlacionan claramente los deportes al aire libre y el cáncer de piel, y esto se ha demostrado en estudios desarrollados en deportes tan variados como son deportes de remo, surf, maratón, cricket, tenis… en diferentes países.
En nuestro país tenemos el caso del tenista Félix Mantilla, que llegó a estar en el “top-ten” de los tenistas mundiales, y que sufrió un melanoma. Posteriormente Félix Mantilla creó una fundación sin ánimo de lucro cuyos objetivos son promover la salud a través del deporte, fomentar conductas saludables y favorecer la investigación en cáncer de piel (Página web de la fundación).
En nuestra área tuvimos la oportunidad de realizar una campaña de fotoprotección en golfistas, con interesantes resultados. (entrada sobre golf y cáncer de piel)
En cualquier caso, lo importante es que esta información (riesgos del sol y medidas de protección solar) llegue a los propios deportistas… igual que se les informa de otros riesgos que pueda tener cada deporte de forma individual… y por supuesto, conseguir igualmente la concienciación de los médicos deportivos, que deben estar entrenados para lograr además un diagnóstico precoz del cáncer de piel.
¡En definitiva, deporte al aire libre sí, pero protegiéndonos la piel!

Más información:
-En este blog: Cambios en la piel del corredor: http://javierdelboz.blogspot.com.es/2016/03/cambios-en-la-piel-del-corredor.html
- Moehrle M. Outdoor Sports and Skin Cancer. Clin Dermatol. 2008;26:12-5.
-Harrison SC, Bergfeld WF. Ultraviolet Light and Skin Cancer in Athletes. Sports Health. 2007.