miércoles, 18 de diciembre de 2013

Mitos y realidades sobre el cabello: Que no te tomen el pelo

Con respecto al pelo existen muchos mitos, de los cuales la mayoría han llegado a nuestros días tras pasar de generación en generación. Algunos tenían una cierta base, teniendo en cuenta los productos para higiene y cuidado del cabello que se usaban hace muchos años (que no son los que se usan en la actualidad), y otros en cambio nunca tuvieron base alguna. Hoy en día, con la evidencia científica existente, podemos ir desmontando estos mitos uno a uno, y repasando la realidad respecto al cabello.
 
 
Mito: Los pelos que se caen, no vuelven a recuperarse.
Realidad: En condiciones normales, sí se recuperarán, ya que forman parte de un ciclo que se renueva ininterrumpidamente con nuevos cabellos que aparecen y crecen mientras otros caen. La duración de este ciclo capilar dependerá de la edad y la región del cuerpo donde estén situados los pelos. Por general, es más rápido en mujeres, en edades entre los 15 y 30 años, y en verano.

 
Mito: Lavarse el pelo a diario hace que se caiga más cabello.
Realidad: Si el lavado es suave, con un champú adecuado, y no se seca el pelo de forma traumática, el lavado no influye sobre el ciclo del bulbo piloso (“la raíz del pelo”) y por lo tanto no aumenta la pérdida de cabello. Además, es importante mantener una higiene adecuada en el pelo.
 
Mito: El uso de lacas, gominas, tintes u otros cosméticos para el pelo hacen caer el cabello.
Realidad: Ningún producto aplicado en el tallo piloso (“el cuerpo del pelo”) posee efecto alguno sobre el bulbo, con lo cual no produce pérdida de cabello. Se pueden emplear cosméticos sin alterar el ciclo del cabello. Lo que sí es posible es que algún componente cosmético pueda causar eccema (irritación) sobre la piel del cuero cabelludo. Con las lacas, gominas y otros productos que producen un cierto apelmazamiento del pelo, sí podemos notar cómo tras lavar el cabello aparentemente hay una mayor caída de lo normal: es simplemente porque los cabellos que se fueron cayendo a lo largo del día quedaron pegados al cuero cabelludo con estos productos, de manera que al lavarlo caen más pelos de lo normal a la vez.
 
 
Mito: El uso del casco hace que se caiga más el pelo.
Realidad: El uso de cascos, sombreros, etc, no influye en la caída del cabello. De hecho, el uso de casco es fundamental (por seguridad) en determinadas circunstancias, y el uso de sombrero nos ayuda a protegernos (tanto a nuestra piel como a nuestros pelos) de las radiaciones solares.
Mito: Secar con secador el cabello lo dañará.
Realidad: Si el secador se aplica a una cierta distancia, con una potencia no excesivamente alta, y no se producen quemaduras en el bulbo del pelo, no se altera su ciclo. En cambio, la plancha sí produce un aumento drástico de temperatura en la raíz del cabello y además tracciona mecánicamente de la misma, con lo cual es fácil que se dañe y desprenda cabello con esa maniobra.
 
Mito: Las vitaminas siempre van bien ante cualquier caída de cabello.
Realidad: Por lo general los complejos vitamínicos no tienen ninguna acción sobre el pelo. A menos que el motivo de la pérdida del cabello sea por un déficit concreto (de hierro o de aminoácidos por lo general), en general los complejos “vitamínicos” o suplementos no poseen ninguna acción comprobada en el ciclo del cabello. Por este motivo resulta interesante practicar primero una analítica sanguínea en caso de pérdida persistente de cabello sin una causa evidente para descartar si existe un déficit o no y poder realizar, entonces, el tratamiento más apropiado.

 
Mito: Los champús anticaída son eficaces ante cualquier tipo de caída de cabello.
Realidad: No. No se dispone de ningún estudio sólido que aporte datos para apoyar el uso de champús concretos en la pérdida de cabello. Ningún champú (de biotina, cistina, para caballos…) ha demostrado mejorar los índices de crecimiento del cabello, aunque en algunos casos pueden ser de cierta utilidad para evitar la irritación, disminuir la seborrea, etc.
 
Mito: El exceso de grasa hace caer el cabello.
Realidad: De forma aislada, no. El sebo no tiene ninguna acción sobre la raíz del pelo. No obstante, en caso de tener gran cantidad de caspa e inflamación en el cuero cabelludo (dermatitis seborreica y/o psoriasis), es posible que el pelo se desprenda como respuesta a la citada inflamación de alrededor del folículo. Por otro lado, cuando el exceso de grasa forma parte de algunos síndromes complejos (por ejemplo acompañando a la presencia de quistes en los ovarios, al acné o a la existencia de pelos en zonas donde no deberían aparecer), es posible que éste sea la manifestación de un exceso de andrógenos (hormonas masculinas) y sí haya una tendencia a perder cabello de forma progresiva (alopecia androgenética) por el desajuste hormonal, pero no por el sebo (que no es una causa, sino un efecto más, igual que la caida).
 
Mito: Cortar el pelo acelera su crecimiento y su fuerza.
No. La duración del ciclo del cabello viene determinada genética, metabólica y estacionalmente, pero no tiene relación con otros factores externos como cortarlo o el uso de champús, geles u otros cosméticos.
 
Mito: Los calvos son más viriles.
Realidad: No es así. Los calvos no tienen más testosterona (hormona sexual masculina), sino que sus folículos pilosos presentan mayor sensibilidad a la acción de esta hormona.
 
En conclusión, ante una pérdida llamativa o prolongada de cabello no crea en productos milagrosos y solicite una cita con el dermatólogo (el médico especialista en el cuidado de la piel y el cabello) para que se efectúe una exploración oportuna -y cuando sea necesario se le solicite alguna prueba complementaria- con el objeto de diagnosticar el tipo de pérdida de cabello que se sufre y prescribir el tratamiento más oportuno en cada caso concreto.
La Tricología es la ciencia que se ocupa del estudio del pelo y sus posibles trastornos. El Dr. Javier del Boz González es miembro del Grupo Español de Tricología, un grupo de trabajo incluido en la Academia Española de Dermatología y Venereología.