En relación a la serie de
charlas-coloquios organizadas por la Sección Andaluza de la Academia Española
de Dermatología con el título de “los martes de la Andaluza”, tuvimos la suerte
de poder aprender mucho sobre pautas de exposición solar saludable gracias a las
enseñanzas de los Dres. José Aguilera y María Victoria de Gálvez, desde el
laboratorio de Fotobiología de la Universidad de Málaga, con su magnífica
charla “CovitD Piel. Exposición solar para un desconfinamiento saludable”.
Sabemos bien que debemos evitar
la quemadura solar, y esto incluye el que simplemente se produzca un eritema (enrojecimiento)
cutáneo a las 24 horas de la exposición solar (esto va en relación a la Dosis Eritematógena
Mínima, DEM, que equivale al mínimo tiempo que tarda la piel expuesta al sol sin fotoprotección en quemarse); Incluso un poco antes de llegar a esta DEM ya tenemos lo que
sería una “sobreexposición solar”: esto implica ya daños oxidativos, daño en el
ADN de las células de la piel… y en definitiva estamos favoreciendo el
desarrollo del cáncer de piel.
¿Cuál sería la exposición solar
adecuada?
Para saberlo es conveniente
conocer cuál es el Índice de Radiación Ultravioleta (la radiación solar capaz
de producir eritema). Podemos consultarlo en la página de la AEMET, o a través
de la app UV-Derma, por ejemplo.
Habitualmente va aumentando entre
Enero y Julio de forma muy progresiva, aunque en este año, tras la pandemia, la
piel no pudo adaptarse al aumento de la radiación ultravioleta de forma progresiva, por lo que con el confinamiento se impidió que se produjese el habitual “hardening” (endurecimiento de la piel), conllevando un gran aumento en las quemaduras solares tras las primeras exposiciones solares algo más intensas.
Un ejemplo: Una persona de piel
clara (fototipo II) en Marzo (inicio del confinamiento) se quema por lo general
en 88 minutos expuesto al sol, pero en Junio (fin del confinamiento) se quema
en 24 minutos (casi una cuarta parte!).
Se calcula que una piel negra
equivaldría a una protección solar (FPS) de 14, de ahí que la pigmentación (y también el broceado) de
la piel tiene un cierto efecto protector respecto a las radiaciones solares.
Lo importante es que la
exposición solar se produzca de forma muy gradual, ya que no es posible
broncear la piel en un corto periodo de tiempo sin que se produzca a la vez
daño en la piel. El Doctor Aguilera nos habló del concepto de “entrenamiento
melanótico suberitemático”, que en definitiva podría entenderse como los pasos a tomar para
hacer que la piel se prepare par hacerse más resistente al daño solar, originando un aumento del
espesor de la epidermis, estimulando la producción de melanina (pigmentación),
controlando al p53 (gen importante en la reparación del daño solar en el ADN
celular) e incrementando las propiedades antioxidantes. Esto se obtendría siguiendo una regla sencilla, realizando exposiciones solares 2 veces a la semana
(separadas 72 horas entre sí) por debajo de la DEM, aunque este año, en relación
al confinamiento, como comentamos previamente, fue muy difícil conseguir completar este “entrenamiento”
antes de enfrentarnos al sol del verano.
Vitamina D, exposición solar y
COVID-19.
Entre Marzo y Junio 2020 se han
publicado más de 80 artículos referentes al posible papel protector de la
vitamina D respecto a la infección por SARS-cov2.
Aunque persiste una gran controversia
con respecto a cuáles deben ser realmente unos niveles adecuados de vitamina D
y hasta qué punto influyen en diferentes aspectos de nuestra salud, se
considera de forma general que para conseguir unos niveles adecuados de vitamina
D en nuestro organismo sería suficiente que expusiésemos ¼ parte de nuestra
piel (por ejemplo manos, brazos, cuello y cara) al sol, y solo por un tiempo
equivalente a ¼ parte del tiempo necesario para que se produjese la DEM.
Por ejemplo, de forma general, para
una persona de fototipo II (piel clara) el tiempo para que se produzca el
eritema (el enrojecimiento, al alcanzar la DEM) en verano sería de 26 minutos,
pero esa persona solo necesitaría exponer ¼ de la piel unos 7 minutos al día
para sintetizar niveles adecuados de vitamina D. En invierno para alcanzar el
enrojecimiento esta persona necesitaría 80 minutos, y para lograr estos niveles
de vitamina D sería suficiente exponer ¼ parte de la piel 21minutos al día.
En un fototipo más oscuro (por
ejemplo, fototipo IV) para alcanzar los niveles adecuados de vitamina D sería
suficiente exponer ¼ parte de la superficie de la piel por 13minutos al día en
verano, y 38 minutos al día en invierno.
En cualquier caso, lógicamente estos
tiempos variarán también según determinados factores, como puede ser el área geográfica o la franja
horaria: A mediodía la posibilidad de quemarnos es mucho mayor, ya que el
tiempo para obtener la DEM es mucho más bajo, por lo que lo recomendado es que
las exposiciones al sol tengan lugar antes de las 12 del mediodía, o partir de
las 5 de la tarde.
App UV-Derma.
Como ya comentamos previamente en
este blog, la aplicación UV-Derma, avalada por la Fundación Piel Sana de la
Academia Española de Dermatología, nos permite consultar (entre otros) el
índice ultravioleta para una determinada área geográfica, para una hora
concreta, así como el tiempo para quemarnos si no usamos protector solar, y el
tiempo de exposición necesario (exponiendo ¼ de la piel) para sintetizar dosis
óptima de vitamina D, y nos aportará consejos de fotoprotección.
Aprovecha tu sombra.
Para evitar las quemaduras, una
regla muy sencilla sería la siguiente: “si tu sombra es más larga que tu altura,
el riesgo de quemadura solar es bajo”. De la misma forma, si la sombra es corta
(las radiaciones solares nos llegan de manera muy perpendicular ) el riesgo de
quemadura es alto. Esta regla, recordada por la Dra. De Gálvez, sería la “Regla
de la Sombra de Downhan”. Aprovechando este principio estos investigadores de
la Universidad de Málaga desarrollaron el “UVI-lisco”.
Ten en cuenta las radiaciones
solares reflejadas.
Según en qué superficie estemos,
se puede producir mayor o menor cantidad de reflexión de los rayos
ultravioleta, que pueden llegarnos aunque sea de manera no directa. Se calcula
que la arena refleja el 15% de las radiaciones UV, el césped el 20%, y la nieve
hasta el 90% de las mismas.
La ropa como método de
fotoprotección.
Las prendas de ropa son por lo general
un buen método de protección solar, si bien su potencia como fotoprotector,
medida por el “FPU” será variable, sobre todo según la cobertura del tejido,
que dependerá del grosor del hilo, el entrelazamiento, la trama y el tinte. Por
ejemplo, el lino tendrá menor densidad (trama), y será peor fotoprotector. Por
otro lado, la humedad, los tejidos estirados, o los colores claros, pueden
bajar este FPU.
Las pantallas usadas en la
protección del COVID suelen proteger muy bien de las radiaciones solares tipo
UVB.
Protección solar de los
cristales.
Los cristales de casas y
automóviles suelen proteger bien de las radiaciones UVB, pero no tanto de las
UVA, aunque esta protección aumentaría en caso de cristales tintados, y existen
láminas adhesivas que pueden pegarse a los cristales para aumentar dicha
protección.
Fotoprotectores tópicos.
De forma general se recomienda el
uso de fotoprotectores con factor de protección alto (SPF>30) o muy alto
(SPF>50), sobre todo teniendo en cuenta que nunca los aplicamos de una
manera ideal, sino que lo hacemos en cantidades algo menores a lo deseable, y
que otros factores también afectan a su efectividad, disminuyéndola (sudor,
baños, roces…). Conviene además que incluyan protección solar frente a
radiaciones ultravioleta A (UVA), cuyo valor suele ser aproximadamente 1/3 del
SPF.
La tendencia actual es que si se
usan filtros físicos (inorgánicos) sean formulados en forma de nanoparticulas
(para que se extiendan mejor), y que los filtros químicos sean encapsulados
(para que no penetren la piel).
Gracias a recientes estudios
coordinados por los doctores De Gálvez y Aguilera, ya sabemos que es suficiente
con aplicar el fotoprotector 5 minutos antes de exponerse al sol para que éste
sea efectivo, e igualmente pudieron comprobar que el uso de una crema
hidratante, antes o después de aplicar el fotoprotector, no modifica la
utilidad de éste último.
Fotoprotección oral.
Sobre todo puede ser útil en
personas con fotodermatosis (enfermedades de la piel que se producen o agravan
en relación a la exposición solar) y situaciones de estrés oxidativo. Debe
tomarse como un complemento de otras medidas fotoprotectoras, y no como única
medida de fotoprotección, pues en ese caso sería insuficiente. Hay que tener en
cuenta no solo los suplementos específicos que pueden adquirirse en farmacias,
sino también a múltiples alimentos que contienen sustancias con esta acción
antioxidante, como ocurre con los licopenos existentes en los tomates, los betacarotenos
de las zanahorias o las naranjas.
Reparadores de ADN.
Existen además sustancias (como
la fotoliasa) que pueden asociarse a los fotoprotectores y que pueden ayudar a
favorecer la reparación de los daños del ADN que se van produciendo con las
exposiciones solares. Sobre todo pueden ser útiles en personas en mayor riesgo
de desarrollo de cáncer de piel (personas con antecedentes de cáncer o
precáncer cutáneo, trasplantados…).
Más información:
-Sol y cáncer de piel: mitos y realidades: https://javierdelboz.blogspot.com/2017/07/mitoel-cancer-de-piel-se-produce.html
-Cremas de protección solar: mitos y realidades: https://javierdelboz.blogspot.com/2017/06/cremas-de-proteccion-solar-mitos-y.html
-Medidas físicas de fotoprotección: porque las cremas no son todo
-Todo lo que debemos saber sobre los protectores solares:
-Ya llegó le verano: cómo protegernos correctamente del sol:
-Fotoprotección en la infancia: protege a los que más quieres.
-Imagen soles: https://www.freepik.es/vector-gratis/coleccion-soles-verano_837528.htm#page=1&query=rayo%20de%20sol&position=15