La
Alopecia Androgenética (o “Androgénica”, “AGA”) constituye uno de los más
frecuentes motivos de consulta al dermatólogo, siendo probablemente el más
frecuente de aquellos relacionados con el cabello. Hay que tener en cuenta que
su desarrollo se acompaña en muchos casos de trastornos emocionales que hacen
que quien lo padece esté dispuesto en muchos casos a realizar tratamientos
largos, e incluso cirugía (como el trasplante capilar) en ocasiones, y que algunos
(habitualmente no dermatólogos) aprovechen esta tensión emocional para proponer
tratamientos de dudosa eficacia y base científica, con desembolso económico que
puede ser importante para el paciente.
Aprovechamos
por tanto para recordar que el médico especialista en los trastornos que puedan
afectar al pelo es el dermatólogo.
¿Cuál es su frecuencia?
Por
otro lado, se trata de un trastorno de alta prevalencia: se calcula que antes
de los 50 años de edad el 63% de los varones españoles tienen algún grado de
AGA, aunque no es ni mucho menos un trastorno exclusivo de varones
¿Qué es? ¿Cómo se produce?
Se
trata de una forma de alopecia (pérdida de pelo) no cicatricial (cuando se va
produciendo no deja cicatriz) producida por una miniaturización progresiva de los folículos pilosos (los pelos cada vez se hacen más finos) del cuero cabelludo que sean
sensibles a los androgénos (hormonas masculinas) circulantes, que lleva a una
sustitución lenta y progresiva del pelo terminal por un “pelo velloso”. Así, el
ciclo folicular cada vez originará pelos más cortos y finos, originando una
progresiva reducción del tamaño del pelo hasta aparentemente desaparecer (los
folículos siguen presentes, pero atrofiados), con la consiguiente disminución de la densidad
capilar de las zonas afectas.
En
el cuero cabelludo de un paciente con AGA se produce un acortamiento de la fase
de crecimiento del pelo (anagen), apreciándose más pelos de lo habitual en fase
de caída (telogen).
Para
que se produzca la AGA debe existir una especial sensibilidad folicular a estos
andrógenos, y concretamente a la 5-alfa-dihidrotestosterona. Esta sensibilidad
está determinada genéticamente, sobre todo por el gen de los receptores
androgénicos, y es por ello que se hablar de “Androgenética”. Hablar de “predisposición
genética” (tendencia) no equivale necesariamente a hablar de “herencia”, aunque
se calcula que 4 de cada 5 varones con AGA tienen padres calvos.
¿Cómo se expresa?
La
AGA no es ni mucho menos exclusiva del varón, si bien en la mujer suelen
existir características diferenciadoras (tanto en su forma de presentación como
en su respuesta a los tratamientos), y es más frecuente tras la menopausia.
Así,
en la Alopecia Androgenética Femenina (FAGA) suele haber pérdida de cabello más
difusa que en la Masculina (MAGA), manteniéndose la línea de implantación del
pelo (en la frente y sienes), mientras en el varón lo más frecuente es comenzar
notando esta pérdida de densidad capilar en la línea de implantación
frontoparietal (“las entradas”) y posteriormente en el vértex (“la coronilla”).
En cualquier caso, hallazgos típicos de
la FAGA pueden apreciarse también en varones, y típicos de la MAGA en mujeres.
¿Cuál es su intensidad? Clasificaciones
Existen
diferentes clasificaciones propuestas para procurar establecer la intensidad de
la alopecia y poder valorar su evolución en el tiempo, y probablemente la más
usadas sean las de Hamilton-Norwood en varones y Ludwig en mujeres (americanas)
y de Ebling y Olsen (europeas).
Escala de Hamilton-Norwood
Escala de Ebling
Escala de Ludwig
¿Cómo se diagnostica?
El
diagnóstico de AGA suele realizarse habitualmente de forma sencilla por un
dermatólogo experimentado en Tricología, y esto se hará mediante una completa historia clínica
incluyendo anamnesis (tiempo de evolución, antecedentes familiares, etc) y una
correcta exploración física, incluyendo (en mujeres) maniobras como son los “signo
del arrancamiento” y “signo de la tracción” o el “signo del pellizcamiento” en
casos avanzados, y actualmente los dermatólogos encontramos una gran ayuda con
el uso del dermatoscopio, técnica rápida, sencilla y no invasiva que aplicada al pelo se conoce como “tricoscopia”
y que aportará signos que permitan confirmar el diagnóstico de AGA y descartar
otros tipo de alopecia.
Existen
en cualquier caso muchos otros métodos usados, que incluyen (entre otros) el
fototricograma, algo engorroso, en que hay que rasurar y teñir una zona para
luego controlar mediante fotografías el crecimiento de pelos de la zona de
forma periódica, o el tricograma, técnica que para ser realizada de forma
correcta también requiere determinadas condiciones. Técnicas aparentemente más
fáciles e innovadoras basadas en la tecnología, como el Trichoscan®, parecen
presentar de momento importantes limitaciones, y realizar una biopsia cutánea es
necesario sólo en casos excepcionales.
¿Es sólo un problema estético?
Pero
en los últimos años se ha comprobado que el diagnóstico de AGA no sólo implica el
diagnóstico de un problema estético con posible afectación a nivel de la
autoestima, sino que se ha asociado con predisposición a presentar alteraciones a otros niveles, como son problemas de próstata (hiperplasia benigna de próstata, y en caso de AGA precoz en el
varón, también a cáncer de próstata), enfermedad cardíaca coronaria, aumento de
la insulina en sangre y alteraciones asociadas a la resistencia a insulina,
como son obesidad, hipertensión arterial y dislipemia (elevación de colesterol
y/o triglicéridos), y en definitiva, al llamado “síndrome metabólico”, que
engloba un conjunto de factores de riesgo modificables que aumentan el riesgo
de enfermedad cardiovascular en el tiempo. Por todo ello, en casos de AGA
(sobre todo en casos de AGA intensa y precoz) sería conveniente recomendar al
paciente estilos de vida saludables y controles periódicos.
Pinceladas del tratamiento
Respecto
al tratamiento, aunque no ahondaremos en el mismo en este post, sí que
debemos apuntar que actualmente existen escasos tratamientos que cuenten con
una base científica sólida, los resultados dependerán en gran medida del
compromiso del paciente, siendo fundamental la constancia en el cumplimiento del tratamiento prescrito, que frecuentemente se pautará de forma "indefinida". Por otro lado, los resultados serán más favorables
cuanto antes se comience el mismo y las modalidades de tratamiento suelen
variar entre hombres y mujeres.
Más información:
-Alopecias por miniaturización folicular. Alopecias androgenéticas. Capítulo en: Tricología. Enfermedades del folículo pilosebáceo. Tercera Edición (2013). Francisco M. Camacho.
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