domingo, 14 de abril de 2013

Botox en el tratamiento del exceso de sudor


Ya llega el calor… y con él, en muchos casos, el sudor.
Puede definirse la hiperhidrosis como una sudoración excesiva como respuesta a los estímulos habituales, que puede llegar a originar importantes perjuicios en la calidad de vida de las personas que lo padecen, y se calcula que este problema afecta a hasta el 3% de la población.

En muchas personas el exceso de sudoración está presente durante todo el año, aunque éste se acentúa con el calor o con otros estímulos como por ejemplo el estrés.

La infiltración localizada de toxina botulínica (neurotoxina derivada de la bacteria Chlostridium botulinum) en las áreas de la piel con exceso de sudoración origina una inhibición de la respuesta de las glándulas sudoríparas a la acetil-colina, sustancia que actúa como neurotransmisor (mensajero de los impulsos que llevan a la glándula a la producción del sudor).
Recientemente tuvimos la oportunidad de publicar un estudio en la revista de la Academia Española de Dermatología ("Actas Dermosifiliográficas") sobre la técnica de infiltración de la toxina botulínica en hiperhidrosis axilar.
Botox® se usa para el tratamiento de la hiperhidrosis desde 1994 y está aprobado por la FDA para el tratamiento de dicha sudoración excesiva concretamente en las axilas y en individuos mayores de 18 años, aunque se ha utilizado con éxito en otras localizaciones como son las palmas de las manos (especialmente), las plantas de los pies, la cara, las ingles… y también se ha aplicado en menores de edad (incluso en niños de 6 años) con buenos resultados desde 2005.

Aunque Botox® sea la única toxina botulínica aprobada para dicha indicación en nuestro país, se han utilizado con éxito otros tipos de toxina botulínica A (con diferencias moleculares) como Xeomin® o Dysport, o incluso de toxina botulínica B, como es Myobloc®.

En las axilas (la localización más frecuentemente tratada con toxina botulínica para mejorar el exceso de sudor) la infiltración produce por lo general efecto (descenso notable de la sudoración) desde 2 a 7 días tras la infiltración, y éste se mantiene como media por unos 7 meses. En esta zona la infiltración es por lo general bien tolerada, pudiendo realizarse incluso sin necesidad de anestésico alguno, si bien pueden usarse antes del tratamiento -para minimizar las molestias- cremas anestésicas o infiltración de anéstésico local en la zona.

La disminución del sudor puede propiciar además la mejoría de dermatosis que empeoran con la sudoración y la irritación que éste puede provocar en la piel, como ocurre con la psoriasis inversa (que afecta frecuentemente las axilas).

La posibilidad de desarrollo de autoanticuerpos contra la toxina botulínica en pacientes tratados es realmente baja, y habitualmente ésta no se relaciona con pérdida de eficacia del tratamiento, y a diferencia de lo que ocurre con algunos tratamientos, no se ha descrito la producción de sudoración compensatoria (aumento del sudor en otras zonas no tratadas) tras la infiltración de botox®.
Más información:
- Botulinum Toxin Injection Technique for Axillary Hyperhidrosis. Del Boz J, Padilla-España L, Segura-Palacios JM. Actas Dermosifiliogr. 2014 Jun;105(5):517-518.
Texto completo del artículo accesible a través de: http://www.actasdermo.org/en/linkresolver/tecnica-infiltracion-toxina-botulinica-hiperhidrosis/90326285/?pubmed=true
 
- A Comprehensive Approach to the Recognition, Diagnosis, and Severity-Based Treatment of Focal Hyperhidrosis: Recommendations of the Canadian Hyperhidrosis Advisory Committee. Dermatol Surg. 2007;33:908-23.

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