Las queratosis actínicas, o queratosis solares, son
lesiones cutáneas superficiales (intraepidérmicas) resultado de una exposición
solar crónica, de aparición habitualmente en individuos de edad avanzada que
además presentan una cierta predisposición genética.
Representan una patología muy frecuente, y de hecho
se calcula que representan el tercer motivo de consulta dermatológica.
En nuestro país, se calcula que la prevalencia de
queratosis actínicas es de un 10% en pacientes mayores de 30 años, ascendiendo
hasta un 80% en la séptima década de la vida.
Aunque como comentábamos previamente la exposición
solar crónica sería el principal factor de riesgo para el desarrollo de
queratosis actínicas, otros son las pieles claras (fototipos I y II), la edad
avanzada, la residencia en latitudes soleadas, la historia personal previa de
queratosis actínicas o cáncer de piel, los estados de inmunosupresión, y
algunas enfermedades genéticas.
Clínicamente se presentan como lesiones planas
(máculas) o algo sobreelevadas (pápulas, placas) habitualmente con una
superficie escamosa, rasposa al tacto, y una base rojiza. Ocasionalmente presentan cierta
inflamación asociada, y pueden ser más costrosas.
Suelen localizarse en áreas expuestas al sol (sobre
todo cara, cuero cabelludo –sobre todo si existe escasa densidad de cabello-,
cuello, escote, y dorso de manos).
Aunque en la inmensa mayoría de los casos el
diagnóstico es clínico, si las biopsiamos (lo cual suele realizarse ante dudas
por su espesor, induración, infiltración, ulceración, crecimiento rápido, ante
recurrencias o persistencia tras tratamientos…), se aprecia una alteración de
la estratificación de la epidermis (capas más superficiales de la piel) y en las células que la componen, los
queratinocitos, que presentarán atipia. Además suelen existir engrosamiento
epidérmico con aumento de grosor de la capa córnea y áreas focales de
paraqueratosis.
La
importancia clínica de las queratosis actínicas radica en su posible evolución
a carcinoma epidermoide (también conocido como “carcinoma escamocelular” o “carcinoma
espinocelular”), tumor maligno que puede diseminarse originando metástasis en
ganglios linfáticos y órganos internos, e incluso originar la muerte. De hecho existe
controversia, ya que algunos expertos (sobre todo de la escuela americana) consideran
a las queratosis actínicas "por si mismas" como verdaderos cánceres cutáneos (aunque de baja
agresividad), aunque en Europa suelen considerarse lesiones premalignas, y no
un cáncer en sí mismas.
Los estudios epidemiológicos demuestran que la
presencia de queratosis actínicas resulta ser el factor predisponente más
importante en el desarrollo del carcinoma epidermoide. Se calcula que al año
pueden progresar a este tipo de cáncer entre el 0.25% y 20% de las queratosis
actínicas.
Asimismo, todas las lesiones de queratosis actínicas, con indepedencia del grosor, son potencialmente invasivas, sin que podamos predecir cuál de ellas dará lugar al carcinoma.
De
todo lo anterior se extrae la importancia de un correcto y pronto tratamiento
de estas lesiones. Actualmente los tratamientos más utilizados son la
crioterapia (“nitrógeno líquido”), cremas a base de diferentes moduladores de la respuesta inmunitaria como el 5-fluoruracilo (disponible en la
actualidad en España combinado con ácido salicílico), el imiquimod, el diclofenaco sódico, el ingenol mebutato... y la terapia
fotodinámica, aunque se trata de un campo en continuo desarrollo.
Alternativas más agresivas como la cirugía suelen reservarse para casos muy
seleccionados (lesiones muy infiltradas, gruesas, o dudosas).
La
indicación de uno u otro tratamiento (e incluso la forma de aplicar cada
tratamiento) depende de diversos factores incluyendo el tipo de lesiones (más o
menos costrosas), el número de las mismas (múltiples o aisladas), su
distribución (agrupadas en áreas corporales limitadas o muy dispersas), las
zonas afectas (cuero cabelludo, cara, tronco, manos, etc.), la patología previa
del paciente, su tipo de piel, la respuesta a tratamientos previos, la
disponibilidad de medios de cada centro…. Y debe ser el dermatólogo quién,
consensuando con el paciente, -tras valorar las diferentes opciones-, decida la
mejor alternativa para cada caso individual.
Más
información:
-Oppel T, Korting HC. Actinic keratosis: the key event
in the evolution from photoaged skin to squamous cell carcinoma. Therapy based
on pathogenetic and clinical aspects. Skin Pharmacol Physiol. 2004;17:67-76.
-Röwert-Huber J, Patel MJ, Forschner T, Ulrich C,
Eberle J, Kerl H, et al. Actinic keratosis is an early in situ squamous cell
carcinoma: a proposal for reclassification. Br J Dermatol. 2007;156(Suppl
3):8-12.
-Sterry W. Guideline Subcommittee of the European
Dermatology Forum. Guidelines for the management of actinic keratoses.
Disponible en www.euroderm.org
- Gupta
A, Paquet M, Villanueva E, Brintnell W. Intervenciones para la queratosis
actínica. Cochrane Database of Systematic Reviews 2012 Issue 12.