Tras
el verano llegó la vuelta al cole… y con ella, la amenaza constante de los
piojos.
La
pediculosis capitis (nombre científico para los piojos de la cabeza) es una
infestación (infección por parásitos) originada por el Pediculus humanus, variedad capitis. Es una parasitosis exclusiva
del ser humano, y de hecho estos parásitos pueden sobrevivir fuera del ser
humano por menos de 48 horas. El paso de una persona (“huésped”) a otra se
produce por contacto directo (“el piojo no puede saltar”), de cabeza a cabeza,
o de forma mucho menos frecuente, por objetos (“fómites”) contaminados como gorros,
cepillos o peines, pero no a través de mascotas.
Habitualmente
se suele manifestar como un picor intenso, especialmente en la región occipital
(sobre la nuca) y favorece el desarrollo de excoriaciones (heridas por el
rascado) que pueden sobreinfectarse, e incluso a veces pueden desarrollarse
adenopatías (ganglios inflamados). No es raro además encontrar una erupción que
simula un eccema en la nuca, secundaria a la irritación de la piel de esa zona
por los desechos de estos parásitos.
Al
inspeccionar la cabeza, a veces podemos encontrar parásitos adultos, de 2-4mm,
que recuerdan a “cucarachas alargadas milimétricas”, y más fácilmente podremos
evidenciar las “liendres” (huevos), de color blanquecino, de menos de 1mm de largo, y
que se distinguen de diferentes tipos de “escamas” que podemos encontrar en la
cabeza porque están fuertemente pegadas al pelo. Si estas liendres están a
menos de 1cm del cuero cabelludo, puede que aún contengan un “embrión” en su
interior. Tras 5-10 días, las liendres eclosionan y salen las “ninfas”, que en
unos días se convertirán en individuos adultos. Una hembra adulta puede poner
10 huevos por día, en los aproximadamente 30 días que suele vivir. Los adultos
se se alimentan sobre todo de noche, cuando el “huésped” está quieto. Conocer
este “ciclo vital” del piojo es importante, ya que la mayoría de tratamientos
son pediculicidas (“matan el piojo”) pero no ovicidas (“no matan las
liendres”), razón por la cual deben aplicarse en al menos dos ocasiones
separadas por unos 7-10 días, para que haya tiempo suficiente para que las liendres eclosionen dando lugar a los nuevos parásitos.
La
prestigiosa revista Pediatrics publicó en su número de Mayo 2015 una excelente
revisión del tema, dejando claros varios conceptos:
-La
pediculosis capitis no debe ser nunca un motivo de exclusión escolar.
-La
existencia de pediculosis capitis no es un signo de mala higiene, ni es un problema
importante de salud, y no es la razón de diseminación/contagio de otras
enfermedades.
-Hasta
el momento, los programas para la prevención de la pediculosis capitis no han
sido eficaces, aunque el personal escolar debería ser entrenado en su temprano
diagnóstico.
-El
tratamiento debe ser en lo posible lo más seguro posible, y aplicarse sólo en
caso de confirmarse la infestación.
Respecto
a los diferentes métodos de tratamiento, comentaremos algunos de los más
frecuentemente usados y de mayor interés. En cualquier caso, es fundamental
seguir siempre al pie de la letra las instrucciones de uso de estos productos.
Tanto
en esta revisión como en las recomendaciones de la Asociación Española de
Pediatría, se sigue considerando como primera línea del uso de permetrina al
1%. La permetrina es una sustancia del grupo de las piretrinas, que son
derivados del extracto del crisantemo. La permetrina es el único producto que
puede usarse en niños a partir de los 2 meses de vida. Se recomienda aplicar
con pelo húmedo, tras uso de champú (sin acondicionador) y tras secar con toalla, y se retira enjuagando 10 minutos más
tarde (se recomienda el enjuague de estos productos fuera de la bañera -por ejemplo en una palangana-, por si sus
restos pudieran originar irritación en la piel de quien use luego esa bañera). Se debe
repetir igual tratamiento tras 7-10 días.
Otro
producto a destacar por su eficacia es el malathion 0.5% en loción. Se trata de
un “organofosforado”, y es importante evitar el uso de secadores de pelo tras
su aplicación. Suele indicarse para niños de al menos 6 años de edad (y no debe
usarse en menores de 2 años), y se recomienda especialmente cuando hay resistencia al
tratamiento con permetrina. Por lo general se aplica con el pelo seco, y se
dejar por 8-12 horas, y luego se enjuaga.
Otro producto interesante es la dimeticona (geles, champús, lociones), que puede usarse a partir del año de vida, ya que no contiene "insecticidas" ni es absorbida por la piel, actuando de forma "física" (asfixiando e impidiendo su multiplicación).
Otro producto interesante es la dimeticona (geles, champús, lociones), que puede usarse a partir del año de vida, ya que no contiene "insecticidas" ni es absorbida por la piel, actuando de forma "física" (asfixiando e impidiendo su multiplicación).
En
Estados Unidos (y otros países) existe además aprobada y comercializada una fórmula
de ivermectina en forma de loción al 0.5%, que puede usarse en niños a
partir de los 6 meses de edad, con gran eficacia tras una única aplicación de
10 minutos sobre pelo seco. En España la ivermectina es una sustancia aprobada
exclusivamente para su uso en animales, aunque puede obtenerse en las farmacias
“con indicación fuera de ficha técnica, y con formulación magistral”, y también
se ha comprobado su gran utilidad en forma oral (comprimidos/jarabe).
En
cualquier caso, estos tratamientos deben acompañarse de un correcto cepillado
diario con peine fino (“liendrera”) que debe ser adecuado al diámetro del pelo.
Algunos autores recomiendan por sistema usar la liendrera a diario hasta por 2-3
semanas después de encontrar al cepillar alguna liendre.
Tras el uso de cualquier sustancia pediculicida es importante proteger bien la cara -y sobre todo los ojos- para que no caiga dentro, y lavar las manos correctamente tras su aplicación.
Existe
además actualmente una proliferación de establecimientos con maquinarias para
“despiojar” basadas en la combinación de aplicación de aire muy caliente para
“deshidratar”, aspiración, y retirada de parásitos/liendres de forma manual.
Estos sistemas no deben usarse en menores de 4 años.
La
eficacia y seguridad de diferentes “productos naturales” como el aceite del té
verde o de lavanda no está bien establecido, al no precisar pasar pruebas al
respecto como sí ocurre con los medicamentos, por lo que no está aconsejado su
uso en niños, y no está claro que puedan ser útiles tampoco para prevenir las
parasitaciones.
Como prevención, algunos autores recomiendan el tratamiento de los convivientes, incluso sin que se objetive en éstos la infestación, ya que en estadíos preliminares puede ser difícil de objetivar. De la misma forma, se recomienda que los convivientes sean revisados una semana tras acabar el tratamiento. Es importante lavar la ropa y ropa de cama con agua muy caliente, y que no se compartan peines, gorros, horquillas, toallas... o cualquier otro material que pueda estar en contacto con la cabeza.
Como prevención, algunos autores recomiendan el tratamiento de los convivientes, incluso sin que se objetive en éstos la infestación, ya que en estadíos preliminares puede ser difícil de objetivar. De la misma forma, se recomienda que los convivientes sean revisados una semana tras acabar el tratamiento. Es importante lavar la ropa y ropa de cama con agua muy caliente, y que no se compartan peines, gorros, horquillas, toallas... o cualquier otro material que pueda estar en contacto con la cabeza.
Más
información:
- Devore CD, Schutze GE. Head lice. Pediatrics.
2015;135:e1355-65.
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminar