Mito:
El cáncer de piel se produce siempre en relación a la exposición al sol.
Realidad:
No sólo la exposición solar es un factor de riesgo para padecer cáncer de piel,
sino que existen factores individuales (tendecia genética, tipo de piel…) y
otros factores (tabaco, exposición a sustancias como el arsénico, las
quemaduras, la radioterapia, las heridas crónicas…) aunque sí es cierto que el
principal factor de riesgo evitable a la hora de desarrollar cáncer de piel es
la exposición solar. Por otro lado, el cáncer de piel (sobre todo algunos
tipos) puede aparecer en zonas no habitualmente expuestas al sol, como la
planta del pie, el cuero cabelludo, la zona genital…
Mito:
Las personas morenas no padecen cáncer de piel.
Realidad:
Aunque las personas de fototipos altos (hispanos, asiáticos, afroamericanos,
etc) se quemarán con mayor dificultad, también pueden desarrollar cáncer de
piel. Un apunte: Bob Marley falleció por un melanoma.
Mito:
El cáncer de piel más frecuente es el melanoma.
Realidad:
El cáncer de piel más frecuente -con diferencia- es el carcinoma basocelular
(que de hecho es el cáncer más frecuente de la raza humana), aunque es normal
que el melanoma sea el más conocido por la población general, ya que entre los
cánceres de mayor frecuencia, es el melanoma el que más problemas puede
originar, sobre todo por poder diseminarse (“dar metástasis”), originando una
no desdeñable mortalidad incluso en personas jóvenes.
Mito:
El cáncer de piel es difícilmente curable.
Realidad:
Afortunadamante en la actualidad la gran mayoría de cánceres de piel son
curables, aunque en muchos casos no están exentos de cierta morbilidad
(molestias, cicatrices tras el tratamiento…). El pronóstico de los tipos de
cáncer más agresivos como el melanoma es mejor que hace años, ya que
normalmente se diagnostican antes (las personas suelen estar concienciadas y
consultan antes) y tenemos más herramientas para su seguimiento y tratamiento. El
tratamiento a seguir dependerá de diferentes factores, como son el tipo de
tumor, la localización del mismo, e incluso la edad o los antecedentes del
paciente. En cualquier caso, una vez que una persona presenta cáncer de piel
tiene mayor riesgo de desarrollar otro en el futuro, de modo que será
conveniente realizar un seguimiento y procurar examinar el resto de la piel
periódicamente.
Mito:
En días nublados no es necesario protegernos del sol.
Realidad:
En días nublados también debemos protegernos, pues el 90% de las radiaciones
ultravioleta (UV) atraviesan las nubes.
Mito:
Si vamos en el coche, el sol no nos afecta.
Realidad:
Las radiaciones solares atraviesan en cierta medida los cristales, sobre todo
las UVA. Existen estudios en que se demostró una mayor incidencia de cáncer de
piel en conductores profesionales en el lado del cuerpo correspondiente al lado
de la ventanilla. Igualmente, los cristales de los aviones también permiten el
paso de radiaciones solares, que al incidir a una mayor altura son especialmente
nocivas, existiendo avarios estudios sobre el cáncer de piel entre los
componentes de la tripulación de cabina.
Mito:
Si ya estás bronceado, no necesitas protegerte del sol.
Realidad:
Cuando la piel está bronceada hay que seguir protegiéndola, pues el bronceado
natural tiene baja capacidad de protección frente a los rayos UVB, y ninguna
frente a los UVA. El “bronceado saludable” NO existe: es simplemente una reacción de
la piel al daño originado por el sol.
Mito:
Una quemadura solar se identifica por la aparición de ampollas en la piel.
Realidad: El
mero hecho de producirse un enrojecimiento de la piel tras una fotoexposición
ya es por sí mismo un cierto grado de quemadura, y haber padecido quemaduras en
la piel (sobre todo en la infancia) ya constituye un factor de riesgo para el
desarrollo posterior de cáncer de piel. No hay que olvidar que “la piel
tiene memoria”: el daño solar que se produzca (y cada vez que nos exponemos al
sol existe un cierto daño en nuestra piel) será acumulativo e irreversible,
originando el envejecimiento de la piel, con la aparición prematura de manchas,
pecas, arrugas… y aún peor, el desarrollo del temido cáncer de piel.
Mito: Si
no vamos a la playa no es necesario protegernos del sol.
Realidad: No
es necesario ir a la playa para quemarnos. Además, debemos tener en cuenta que cuanto
mayor sea la altura a la que subamos (por ejemplo, en la montaña…), más fácil
es que nos quememos. Además, el agua, la arena, el cesped y la nieve reflejan
los rayos solares aumentando sus efectos perjudiciales en la piel.
Y si quieres conocer mitos sobre las cremas de protección solar, pulsa aquí:
http://javierdelboz.blogspot.com.es/2017/06/cremas-de-proteccion-solar-mitos-y.html
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