lunes, 10 de julio de 2017

Sol y cáncer de piel: Mitos y Realidades

Mito: El cáncer de piel se produce siempre en relación a la exposición al sol.

Realidad: No sólo la exposición solar es un factor de riesgo para padecer cáncer de piel, sino que existen factores individuales (tendecia genética, tipo de piel…) y otros factores (tabaco, exposición a sustancias como el arsénico, las quemaduras, la radioterapia, las heridas crónicas…) aunque sí es cierto que el principal factor de riesgo evitable a la hora de desarrollar cáncer de piel es la exposición solar. Por otro lado, el cáncer de piel (sobre todo algunos tipos) puede aparecer en zonas no habitualmente expuestas al sol, como la planta del pie, el cuero cabelludo, la zona genital…


Mito: Las personas morenas no padecen cáncer de piel.

Realidad: Aunque las personas de fototipos altos (hispanos, asiáticos, afroamericanos, etc) se quemarán con mayor dificultad, también pueden desarrollar cáncer de piel. Un apunte: Bob Marley falleció por un melanoma.


Mito: El cáncer de piel más frecuente es el melanoma.

Realidad: El cáncer de piel más frecuente -con diferencia- es el carcinoma basocelular (que de hecho es el cáncer más frecuente de la raza humana), aunque es normal que el melanoma sea el más conocido por la población general, ya que entre los cánceres de mayor frecuencia, es el melanoma el que más problemas puede originar, sobre todo por poder diseminarse (“dar metástasis”), originando una no desdeñable mortalidad incluso en personas jóvenes.


Mito: El cáncer de piel es difícilmente curable.

Realidad: Afortunadamante en la actualidad la gran mayoría de cánceres de piel son curables, aunque en muchos casos no están exentos de cierta morbilidad (molestias, cicatrices tras el tratamiento…). El pronóstico de los tipos de cáncer más agresivos como el melanoma es mejor que hace años, ya que normalmente se diagnostican antes (las personas suelen estar concienciadas y consultan antes) y tenemos más herramientas para su seguimiento y tratamiento. El tratamiento a seguir dependerá de diferentes factores, como son el tipo de tumor, la localización del mismo, e incluso la edad o los antecedentes del paciente. En cualquier caso, una vez que una persona presenta cáncer de piel tiene mayor riesgo de desarrollar otro en el futuro, de modo que será conveniente realizar un seguimiento y procurar examinar el resto de la piel periódicamente.




Mito: En días nublados no es necesario protegernos del sol.

Realidad: En días nublados también debemos protegernos, pues el 90% de las radiaciones ultravioleta (UV) atraviesan las nubes.


Mito: Si vamos en el coche, el sol no nos afecta.

Realidad: Las radiaciones solares atraviesan en cierta medida los cristales, sobre todo las UVA. Existen estudios en que se demostró una mayor incidencia de cáncer de piel en conductores profesionales en el lado del cuerpo correspondiente al lado de la ventanilla. Igualmente, los cristales de los aviones también permiten el paso de radiaciones solares, que al incidir a una mayor altura son especialmente nocivas, existiendo avarios estudios sobre el cáncer de piel entre los componentes de la tripulación de cabina.


Mito: Si ya estás bronceado, no necesitas protegerte del sol.

Realidad: Cuando la piel está bronceada hay que seguir protegiéndola, pues el bronceado natural tiene baja capacidad de protección frente a los rayos UVB, y ninguna frente a los UVA. El “bronceado saludable” NO existe: es simplemente una reacción de la piel al daño originado por el sol.


Mito: Una quemadura solar se identifica por la aparición de ampollas en la piel.

Realidad: El mero hecho de producirse un enrojecimiento de la piel tras una fotoexposición ya es por sí mismo un cierto grado de quemadura, y haber padecido quemaduras en la piel (sobre todo en la infancia) ya constituye un factor de riesgo para el desarrollo posterior de cáncer de piel. No hay que olvidar que “la piel tiene memoria”: el daño solar que se produzca (y cada vez que nos exponemos al sol existe un cierto daño en nuestra piel) será acumulativo e irreversible, originando el envejecimiento de la piel, con la aparición prematura de manchas, pecas, arrugas… y aún peor, el desarrollo del temido cáncer de piel.


Mito: Si no vamos a la playa no es necesario protegernos del sol.

Realidad: No es necesario ir a la playa para quemarnos. Además, debemos tener en cuenta que cuanto mayor sea la altura a la que subamos (por ejemplo, en la montaña…), más fácil es que nos quememos. Además, el agua, la arena, el cesped y la nieve reflejan los rayos solares aumentando sus efectos perjudiciales en la piel.


Y si quieres conocer mitos sobre las cremas de protección solar, pulsa aquí:
http://javierdelboz.blogspot.com.es/2017/06/cremas-de-proteccion-solar-mitos-y.html

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